CUATRO SITUACIONES QUE SE DIFERENCIAN DEL BURNOUT (parecido, No Es Lo Mismo)

CUATRO SITUACIONES QUE SE DIFERENCIAN DEL BURNOUT (parecido, no es lo mismo)

Recientemente se comunicó  en el transcurso de la 72ª Asamblea, de la Organización Mundial de la Salud (O.M.S) celebrada en mayo de este año,que el síndrome de Burnout o síndrome de trabajador quemado figurará en la próxima Clasificación Internacional de Enfermedades como un problema asociado al empleo (QD85 Síndrome de desgaste ocupacional

Es un avance.

Aunque se conoce desde la década del 70 por Freudenberg, este síndrome ha suscitado un interés fluctuante a lo largo de los años, que obedece entre otras razones, a una falta de reconocimiento y de aceptación incluso por parte de quienes lo experimentaban.

¿Por qué?

 Veamos: algunos autores (Drumond D, Florez Lozano J.A), expresan que el personal sanitario sobre todo los médicos, tenemos una programación mental/subconsciente mediante la cual asumimos que mostrarnos y sentirnos estresados, o sobrepasados por los problemas de los demás nos hace parecer más “débiles”, “insuficientes”, o en el mejor de los casos “poco profesionales”

Absurdo ¿verdad?

¡Las famosas creencias!……esos pensamientos aprendidos a lo largo de nuestra vida, en nuestro entorno familiar, escolar y social, que asumimos como ciertos y que a veces pueden resultar francamente limitantes.

Un hecho nada despreciable es que aproximadamente el 60% del personal sanitario sufre algún síntoma vinculado al estrés y que aproximadamente 30-38% experimenta síndrome de burnout de forma completa, con las tres áreas afectadas. (Cansancio Emocional, Despersonalización y Bajo Sentido de Logro)

De forma global en el ámbito sanitario incluye a médicos/as de cualquier especialidad, enfermeros/as, auxiliares, personal administrativo, residentes y estudiantes, sí, como lo lees: los estudiantes y los residentes también experimentan estrés crónico y Burnout, y eso tampoco debería ser así.

Ahora bien, aunque inicialmente fue circunscripto al personal del área de atención de la salud, posteriormente se amplía el espectro a trabajadores cuyo campo de acción exige atención al público en forma directa y cuya tarea requiera la satisfacción de necesidades de las personas (docentes, trabajadores sociales, abogados, policías, bancarios etc.)

Esto es importante porque nos encontramos frecuentemente con pacientes que acuden a nuestras consultas de Atención Primaria y hospitalaria para ser atendidos por síntomas que nos sugieren un proceso secundario al estrés, pero eso no siempre quiere decir estén “quemados por su trabajo” aunque su desempeño se vea afectado.  

Al grano:

«No todos los que experimentan estrés están quemados. Pero los que sí están quemados, tienen o tuvieron estrés en algún momento y siguen vinculados a él»

 

Cuatro situaciones que no son Burnout. Comprender la diferencia para manejarlo mejor.

1. El estrés en sí mismo. Todos experimentamos en nuestro día a día algún nivel de estrés.

 

Recordemos que es la respuesta psicofísica a un estímulo externo o interno con la intención de actuar y/o huir para protegernos, según sea la dimensión del desencadenante.

 

La diferencia fundamental con el estrés, aunque éste pueda mantenerse por períodos prologados, es que son suficientes períodos de descanso y desconexión de la circunstancia que lo genera para que puedan restablecerse las reservas mentales, emocionales y físicas y poder reiniciar o continuar el trabajo que se realiza.

2.Tedio o aburrimiento 

 Sí, en muchas ocasiones podemos sentirnos desmotivados, bloqueados y poco implicados con la actividad que tenemos que realizar (el paciente hiper frecuentador, las actividades burocráticas, una dinámica pobre en los equipos, el compañero “quejica”, la falta de incentivo para hacer cosas)

Habitualmente en estos casos ir a trabajar se convierte en una rutina bastante automática y monótona que nos puede hacer sentir desvitalizados y frustrados.

Pero la causa, en este caso radica en una ausencia de motivación y estímulo para lo que estamos haciendo, y no en un agotamiento de nuestros recursos para gestionar las necesidades y las situaciones a veces difíciles de nuestra actividad.

3.Depresión y ansiedad.

Están claramente relacionados, de hecho, la ansiedad mantenida puede ser un desencadenante del Síndrome de Burnout, y éste a su vez puede evolucionar a un Síndrome Depresivo si no se trata y aborda adecuadamente.

Las causas de unos y otros pueden ser múltiples, pero podemos estar deprimidos por otras razones ajenas al trabajo, con la repercusión en nuestro desempeño profesional, nuestro estado de ánimo y nuestra capacidad de entrega, de forma puntual sin que eso implique que estemos “quemados” por él.

4.Acontecimientos vitales.

Nuestra vida es algo más que el trabajo (bastante más); nuestra familia, nuestras amistades, e incluso nuestra economía, configuran otras áreas de nuestra existencia, con múltiples desafíos y experiencias.

El duelo por el fallecimiento de un ser querido, la preocupación por la  salud y la educación de los hijos, o un traslado  de domicilio entre muchas otras cosas, pueden influir de forma negativa en un momento dado en nuestro estado de ánimo, nuestras emociones, nuestra concentración y por lo tanto en la forma de sentirnos y ejercer  nuestra profesión.

En esas ocasiones, aunque nuestro rendimiento y nuestra motivación disminuyan, el trabajo puede servir incluso de herramienta terapéutica para mantenernos activos y enfocados.

Lo que sí es SÍNDROME DE BURNOUT.

 Es un proceso secundario a una inadecuada gestión del estrés crónico en el ámbito laboral.

Como comentamos el estrés implica un equilibrio entre la demanda ( las condiciones laborales, el entorno, los contratos,los equipos, los pacientes…) y nuestras reservas y capacidad de respuesta para afrontarlo.

Cuando nuestra capacidad de respuesta y reserva se agota de forma mantenida sin recobrarse (se quema) aparecen los síntomas.

Quien lo experimenta desarrolla una idea de fracaso profesional que inevitablemente afecta otras áreas de la vida como son el entorno familiar, social y sobre todo la propia autoestima, lo que conduce a un círculo vicioso que influye negativamente en nuestro derecho (y obligación) como seres humanos, a sentirnos plenos y felices en nuestro día a día.

Los mecanismos de recuperación habituales no son suficientes, ni eficaces, llegando incluso a no querer volver al trabajo.

Hay mucho que se puede hacer en este sentido,  no se trata de malignizar el estrés sino de aprender a relacionarnos con él de una forma más constructiva y favorable.

Las causas para el síndrome de Burnout son multifactoriales y de una forma  u otra se relacionan entre sí.

La buena noticia de esto, es que también su abordaje puede realizarse desde muchos aspectos, y un movimiento en uno de ellos por simple que parezca, influirá positivamente en todos los los demás

Seguimos adelante.

 

Si tienes alguna duda o comentario no dudes en contactarme. Estoy aquí si me necesitas. 

Cuidarnos para poder cuidar.

Stella Méndez

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